Un movimiento

Bajo la sombra débil y perfumada de las glicinas, sobre el pasto todavía húmedo de rocío, aunque ya son las diez, aunque es febrero, con la cabeza levantada por encima de la línea horizontal del cuerpo, los codos sosteniendo y el abdomen alivianando la carga, la vista por sobre los frutales de estación, el alambrado y hasta el trozo de ruta brilloso a 200 metros, allá, bajando la loma, y acá, escapando de los rayos más amarillos del año, porque es febrero, con un vaso medio lleno de jugo de naranja de caja, con cuatro hielos al borde de la extinción, atento a la lejana música del boletín informativo que trae la radio desde la casa, evitando los demás sonidos de la casa, con formas de mujeres prendidas al entrecejo, con música imaginada acompañando la música de la radio, asumiendo con resignación la etapa final del verano, pestañeo.

3 comentarios:

pilar dijo...

Febrero el mes irreal. Anduviste cerca de Saer. Qué lindo que escribas.

Caro dijo...

hola fer, coincido con pi, Saer y el mes irreal. Marzo mes pragmático, piragua llena de redes, barro hasta los tobillos.
saludos!

Santiago Maisonnave dijo...

Oiga, Chabón, no deje de escribir, hágame la gauchadita... Le mando un abrazo.